Desde nuestros comienzos en 1993 desarrollamos nuestra propia experiencia, construida desde la gestión de un equipo en función de las necesidades de la persona con lesión secuelar neurológica.
El perfil de nuestros pacientes comprende a adultos y ni?os con una diversidad de problemas clínicos y traumáticos. Lesiones vasculocerebrales, traumatismos raquimedulares y craneoencefálicos en estadío poscrítico y parálisis cerebral, son las condiciones mas frecuentes.
CONTINUIDAD DEL PROCESO TERAPéUTICO
El periodo de rehabilitación debe ser entendido como una etapa más en el proceso de salud, que sigue a las instancias neuroquirúrgicas ó clínico neurológicas y se proyecta finalmente al contexto familiar social y laboral.
No existe un hiato entre la fase aguda de tratamiento y la que sigue en la clínica de rehabilitación. Nuestro criterio es sostener un esfuerzo activo en la integración de ambas etapas. Conceptualmente, aceptando la naturaleza histórica, dinámica de la persona y su problema, y en la práctica, por la necesidad de compartir información, frecuentemente muy específica, para la toma de decisiones médicas.
El equipo que interviene en la fase aguda debe pensar y actuar también en términos de funcionalidad y por lo tanto de rehabilitación. Y el equipo de rehabilitación incluye un soporte clínico de gran importancia. Por decirlo gráficamente, estamos hablando de lo mismo tanto en UTI , como en la clínica de rehabilitación, como al plantear estrategias de integración social.
Manejamos problemas clínicos y funcionales en cada etapa con objetivos y recursos terapéuticos que remiten en definitiva a una misma persona, en todas sus dimensiones de consideración.
OBJETIVOS DE LA NEUROREHABILITACIóN
Consideramos que este enfoque tiene mucho interés para comprender el rol de una clínica de neurorehabilitación.
Básicamente cuidados poscríticos y estrategias de reeducación funcional dirigidos a un paciente de marcada complejidad, como es el secuelar neurológico.
Puede ser paradigmático en este sentido considerar al traumatizado de cráneo.
éste presenta alteraciones motoras y sensoperceptuales, problemas clínicos generales, neurológicos y alteraciones cognitivo conductuales graves que incluyen con frecuencia agresividad y falta de reconocimiento de su situación, que dificultan seriamente el abordaje terapéutico.
La lesión implica un quiebre biográfico en una determinada historia personal y modifica una estructura biológica y psicológica definida.
El grupo familiar es, en un principio, afectado fuertemente por todas las alternativas del período agudo.
Luego, tanto el paciente como su familia, ésta muy especialmente, comienzan a advertir el verdadero impacto a largo plazo de los cambios afectivos y de la conducta: “es otra persona??
Esos cambios pueden llevar a una dinámica de relación con reforzadores negativos que hace más compleja la situación en el contexto familiar y social.
EQUIPO INTERDISCIPLINARIO
Ante tal dimensión, variabilidad y complejidad de problemas es tal vez más evidente que en otras áreas la necesidad de un equipo interdisciplinario como responsable de la evaluación, implementación y seguimiento de la propuesta terapéutica.
El equipo supera los aportes individuales, no admite la existencia de disciplinas subordinadas ó "auxiliares", tiene un nivel de relación y de integración de conocimiento horizontal, no vertical, acepta un marco teórico común.
En nuestra experiencia, además, la transdisciplina enriquece la práctica con la implementación de recursos terapéuticos más allá de los límites específicos de cada área.
Por ejemplo, una fonoaudióloga implementa pautas posturales neurokinésicas mientras trabaja en deglución. Un kinesiólogo se relaciona con un traumatizado de cráneo ejercitando bipedestación y marcha usando recursos cognitivo conductuales para inhibir sus perseveraciones ó estimular su memoria. Utiliza la retroalimentación verbal para ayudarlo a observar y comprender su conducta y a elegir estrategias útiles de compensación.
Estos recursos son aportados al equipo terapéutico, incluyendo muy especialmente a enfermería, por el área de neuropsiquiatría.
La dinámica de comunicación necesaria para que esta propuesta funcione excede en mucho a la suma de especialidades. No existe "departamentalización" en los problemas neurofuncionales, como tampoco existe una relación neutra entre el operador terapéutico y el paciente, ya desde la etapa de evaluación.
DESDE LA EVALUACIóN AL ACUERDO TERAPéUTICO
La evaluación de preingreso es de gran importancia. Se inicia el contacto con el equipo neuroquirúrgico y clínico que ha llevado la responsabilidad de la etapa crítica.
Consideramos a sus integrantes desde entonces como parte de nuestro propio equipo y queda abierta una relación de comunicación, tanto para el seguimiento de las alternativas clínicas como para que el neurocirujano ó el neurólogo clínico reciban la información sobre la evolución funcional del paciente, como un imprescindible "feed back" de su intervención terapéutica.
La evaluación de ingreso es efectuada en todas las áreas médicas y de rehabilitación. La información es compartida por todo el equipo.
La instancia específica de integración es el ateneo de ingreso, expresión formal del enfoque interdisciplinario, en el que participa el cuerpo de profesionales y en forma muy activa el propio paciente y su grupo familiar. Estos no son sujetos pasivos de nuestra propuesta. Formalizamos con ellos un acuerdo sobre objetivos concretos. Establecer este acuerdo permite asegurar un conocimiento adecuado del problema, despejar fantasías y poner el esfuerzo cotidiano en logros con significado funcional.